Escribe: Wrays Pérez, Pamuk del GTANW y Presidente de la Red TICCA Latinoamérica.
Conociendo al Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís
Hace casi cuatro años, un domingo 29 de noviembre, en Soledad, una comunidad ubicada en la Cuenca del Río Santiago, en el extremo nororiental de la Amazonía Peruana, 85 comunidades nos unimos para proclamar la primera autonomía indígena del Perú. Ese día se aprobó el Estatuto Constitutivo del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís (GTANW), eligiendo a Wrays Pérez Ramírez como su primer Pamuk (Presidente).
Ese mismo día, el Pamuk afirmó que “Esta decisión histórica contribuirá al cumplimiento de los compromisos asumidos por el Estado para proteger la Amazonía Peruana como parte de su objetivo para enfrentar el cambio climático”. Seguidamente, Noningo Sesen, uno de los waimaku o visionarios explicó que “Aun seremos ciudadanos peruanos, pero esta unidad nos dará la fuerza que necesitamos para explicar nuestra visión al mundo y a los estados y empresas que solamente ven el oro y el petróleo en nuestros ríos y bosques.” También, nos permite promover la visión propia que tenemos por una vida que nosotros queremos; un futuro sano en armonía con la naturaleza” concluyó Noningo Sesen.
Conservación Wampís: Conocimientos ancestrales para los desafíos del futuro
Lo primero que estamos haciendo es recordar nuestro pasado. Nuestros abuelos tenían reglas estrictas para el aprovechamiento de nuestro territorio sagrado. Sabemos que nuestros abuelos no tumbaban árboles frutales y eran expertos trepadores. Pescaban con flecha de pona y washim, utilizaban yaran amamu. Así nos enseñó Nayap, que era experto en pesca con shikit. Teníamos prohibiciones (ijarmamu), saberes sobre diferentes aspectos de la vida. Se hacían estudios de suelo para abrir nuevas zonas de cultivo y las familias vivían dispersas en las alturas y en las cabeceras de los ríos. Todo era parte de un sistema de reglas y protocolos de relacionamiento con la naturaleza.
En la actualidad, el contacto con la economía nacional puso en riesgo estas formas de gobernanza territorial. La tentación del dinero, la extracción ilegal de madera, palma aceitera, nos llevó a tomar una decisión: Los Wampís no queremos esto.
Como alternativa, hemos establecido en nuestro Estatuto Constitutivo que nuestras Áreas Sagradas: Los Cerros de Kampankias (Kampankiasa Murari), centro espiritual de nuestro territorio, donde se desarrollan los procesos vitales que permiten la reproducción de nuestra fauna y flora; serán conservados de manera estricta. El estado de conservación de estos cerros, tras siglos de uso por nuestros antepasados ha sido reconocido y elogiado a nivel internacional. A fin de mantener esta situación en el tiempo, la Nación Wampís podrá gestionar convenios con el Estado para garantizar la protección de los Cerros de cualquier intervención externa que pueda afectar su conservación y para elaborar un plan de gestión que permita recuperar, actualizar, sistematizar y definir el modelo tradicional de gestión en ambas vertientes de la cordillera.
Los cerros de Tuntanain y Winchinkim Nain tienen la misma condición y expresan la misma vinculación espiritual de la Nación Wampís con su territorio que los cerros de Kampankias. Otras áreas sagradas del territorio Wampís, de acuerdo nuestro mapa etno-cultural, son también objeto de protección especial de parte de nuestro pueblo.
En relación a la superposición de nuestro territorio con áreas protegidas por el Estado, hemos establecido que mantienen su condición de territorio tradicional y de ninguna manera se renuncia a los derechos preexistentes a su creación, especialmente a la propiedad originaria por ocupación tradicional y a los usos tradicionales que han logrado mantener su conservación adecuada durante siglos. Ningún área protegida puede ser creada al interior de nuestro territorio sin nuestro consentimiento previo tal y como lo señalan los tratados y jurisprudencia internacional y la legislación nacional.
Revisar los artículos 28, 29, 30, 38 y 39 del Estatuto. Haz click en la imagen para descargar el estatuto del GTANW
Comunidad wampis de Soledad.
Foto: Elena Campos Cea
Pero esto no es todo. Para conservar nuestro territorio estamos en un proceso fuerte de reflexión y fortalecimiento interno. A la fecha, en ejercicio de nuestra autonomía asumimos compromisos como generar ordenanzas internas, establecer comités de control y vigilancia, incluir contenidos sobre conservación y conocimientos ancestrales en el currículo escolar es nuestras escuelas bilingües, con participación de nuestros sabios y sabias. También elaboraremos planes para recuperar áreas degradadas, repoblamiento de especies y estableceremos moratorias en bosques vírgenes (uso de purmas), optaremos por la agroforestería. Capacitaremos a nuestros jóvenes en técnicas de manejo de abonos orgánicos, quienes a su vez enseñaran permanentemente a las familias Wampís. Recuperamos las técnicas ancestrales de pesca, caza, recolección de frutas y agregar la tecnología apach. Suscribiremos convenios con el Estado e instituciones privadas para poner en marcha estos compromisos y actividades.
Todo esto lo hacemos también mientras trabajamos para enfrentar las amenazas a nuestro Territorio. Hemos luchado por contener el avance de dos proyectos petroleros, el Lote 116 Maurelet Prom y Pacific Rubiales y el Lote 64 de la empresa Geopark, cuyos Estudios de Impacto Ambiental violaban nuestro derecho a la Consulta Previa y omitía considerar pasivos ambientales, impactos sociales, culturales y arqueológicos. También luchamos contra la minería ilegal, logrando un desalojo pacífico en 2017 y 2018. Son logros que nos hacen reafirmar nuestro convencimiento en que nuestra fortaleza organizacional es la base de nuestra visión de futuro.
Imagen con enlace de
descarga del estatuto
Esperamos poder compartir todo esto durante el III Congreso de Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe, en el que tendremos el honor de ser anfitriones de pueblos y nacionalidades de toda la región, agrupadas en la Red TICCA Latinoamérica, organización que presidimos con responsabilidad, como un vehículo para el reconocimiento de nuestros derechos y la consolidación de nuestros aportes a los esfuerzos mundiales para la conservación de la naturaleza, que es fuente de vida para la humanidad.