Escribe Shapiom Noningo,
Secretario Técnico y Director de Relaciones Exteriores del
Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís (GTANW)
Hoy, 5 de junio, se conmemoran el fatídico suceso en Bagua que cobraría la vida de 33 personas y que dejaría miles de heridos.
Iniciamos esta breve remembranza expresando nuestro sentimiento de dolencia para todas las familias por la pérdida de sus seres queridos.
El primer levantamiento de los pueblos indígenas, con mayor fuerza de los wampis y awajun de la región Amazonas y Cajamarca, sucedió en 2008 y concluyó con la derogatoria de dos normas de Alan García que afectaban los derechos de la población.
Sin embargo, el señor García continuó replicando su pensamiento racista y colonial, refiriéndose a las personas de la Amazonía como “Perros de Hortelano” y, con la autorización del congreso, promulgando más de 100 decretos ley, entre los cuales al menos 10 eran nocivos para los intereses y derechos de los pueblos indígenas.
Ello provocó, en 2009, el segundo levantamiento que congregó a muchos otros pueblos indígenas de las regiones de San Martín, Loreto, Junín, además de Amazonas.

Para las personas de la Amazonía, la promulgación de dichas normas fue una fuerte y real amenaza contra los derechos territoriales y, por ende, afectaba directamente la pervivencia y la vida misma de todos los pueblos indígenas amazónicos. Por esta razón, las poblaciones indígenas, hombres, mujeres, jóvenes y algunos líderes, asumieron y organizaron la protesta para exigir la derogatoria de las normas nocivas a nuestros derechos. Los pueblos indígenas trataron de negociar diplomáticamente la derogatoria de al menos 10 de ellas, pero el racismo, el desprecio, la arrogancia y prejuicios de los gobernantes primó por sobre aquello que era obvio: la afectación de los derechos elementales. Fueron casi dos meses de protesta; sin embargo, ni el congreso ni el poder ejecutivo daban tregua, por lo que los indígenas continuaron la protesta.
La estrategia represiva frente a este levantamiento de parte del Ministerio del Interior de Perú fue la que culminó, aquel 5 de junio de 2009, cobrando la vida de 33 personas en Bagua.
Para los pueblos indígenas amazónicos la tierra y los territorios forman parte inherente nuestra existencia biofísica; es decir, los territorios y la tierra son la vida misma para nosotros. Por ello, toda decisión del Estado y gobierno de turno que afecte nuestros territorios, resulta una grave amenaza contra nuestras vidas. Como Estado y como población peruana tenemos una tarea pendiente de establecer un verdadero diálogo intercultural que permita deconstruir las estructuras coloniales de poder, que se establecen a través de una ideología racista y un sistema económico destructivo del ambiente y la vida. Es de suma importancia reivindicar el sentir y pensar indígena amazónico, que durante miles de años ha garantizado la conservación de los bosques, fuentes de agua, biodiversidad y la vida plena de los seres humanos.
Que este 5 de junio nos sirva para exigir el respeto irrestricto a las culturas, a los derechos humanos, a la naturaleza y a la autodeterminación de los pueblos.