Necesaria aclaración al artículo “Los apus y la ciudad: Construcción y liderazgo en las comunidades Wampís”

Escribe: Shapiom Noningo, Secretario Técnico del GTANW

 

Aclaración en respuesta al artículo de Paul Codjia, páginas: 81-96

ASPECTOS GENERALES

Consideramos necesario y útil hacer presiones a las afirmaciones sobre la nación Wampís que aparecen en el texto “Los Apus y la Ciudad: Construcción y Liderazgo en las comunidades Wampis” del autor Paul Codija, publicado en el libro Apus, Caciques y Presidentes: Estado y política indígena amazónica en los países andinos” editado en 2016 por Alexandre Surrallés, Oscar Espinoza y David Jobim, de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y el Instituto de Estudios Andinos (IFEA).

Es de nuestro interés que éstas recomendaciones lleguen al público en general, en particular a los interesados en conocer los elementos socio culturales de los Wampís. Por otro lado, también es nuestro afán contribuir, por la calidad del artículo y en consecuencia las informaciones sean valiosas para nuestras futuras generaciones Wampís.  A continuación, algunas recomendaciones exclusivamente en aspectos y puntos que consideramos claves:

  1. En todas las culturas indígenas de la Amazonia existe un desgaste del acervo socio cultural. No hay documentación proveniente de los propios autores indígenas, siendo ésta una debilidad, vacío y descuido persistente de todos los pueblos indígenas. Los conocimientos sobre aspectos profundos y especializados en materia sociocultural resultan, actualmente, gravemente distorsionados incluso para los propios indígenas, como consecuencia, tanto del deterioro en el trascurrir del tiempo, como por el desinterés o abandono de las historias, leyendas, prácticas, conocimientos y sabidurías de la cultura por parte de las actuales generaciones. En concreto, ya no quedan personalidades con amplio dominio de su cultura, sino personas de las nuevas generaciones con poco dominio (gran carencia) sobre su cultura. De ahí que muchos elementos culturales (historias, leyendas, cuentos, etc.), son distorsionados y sesgados, lo cual amerita una atención especial y cuidado en el momento de recopilar, analizar y discutir información o datos socio históricos.
  2. Existen aspectos o puntos sensibles de carácter cultural no difundibles abiertamente al público, los cuales incluso dentro de los propios clanes de la misma cultura pueden ser considerados como secretos. Este punto resulta más complejo si se trata de personas foráneas, y es superable en algunos casos solamente con una larga estadía, con el establecimiento de confianza e incluso con ruegos de por medio.
  3. La estadía, aunque prolongada en una comunidad indígena, no garantiza dominio de elementos culturales. En ese sentido, resulta imprescindible atender metodológicamente la validación y confiabilidad de las informaciones recopiladas, con mayor criterio, contrastándola, por ejemplo, con un grupo significativo del pueblo indígena o con personas a las cuales el pueblo considera como mayores conocedores de su historia y cultura.
  4. Respecto de los puntos antes señalados, resulta necesario analizar y tratar con mayor meticulosidad y respeto las dimensiones colectivas de nuestros pueblos, así como los datos que se recogen de las comunidades para evitar escritos y discusiones cuestionables por los llamados “expertos en pueblos indígenas”. Asimismo, es imprescindible abrir un progresivo diálogo desde (y con) los pueblos indígenas sobre la ética de la investigación en aspectos socioculturales (y otros) que puedan afectar a nuestras actuales y futuras generaciones en términos socioculturales territoriales.

Aclaraciones y comentarios:

Página 81, sobre el término “apu”

El autor cae en imprecisiones respecto del término “Apu”. Sobre ello cabe mencionar que luego de varios debates amplios, la nación Wampís determinó no continuar utilizando éste vocablo, para definir el cargo máximo de la autoridad comunal, por considerarlo ajeno. Esta palabra fue posiblemente introducida en las épocas de SINAMOS por loretanos o antropólogos en tanto aparece emparejado con la creación de las primeras comunidades. Fue aceptado sin cuestionamiento, cuya copia o “préstamo” cuajó fácil y masivamente convirtiéndose en uno de los términos utilizados por los Wampís. En la actualidad y con el nacimiento del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís (GTANW); quedo excluido el uso de este término, en su reemplazo, se reivindica las denominaciones: “Uun Iimaru”, cuando se trata del cargo del jefe de todas las comunidades anexos, o “Presidente de Reserva” en el caso de las comunidades de la cuenca del Kanus, por ejemplo, la comunidad Villa Gonzalo. En el caso de los jefes de comunidades titulares sin anexo y de jefes de las comunidades anexos, se llama simplemente “Iimaru”. Estos nombres están consignados en el Estatuto del GTANW.

 

Página 82, sobre el concepto ”waimaku”

El autor cae en imprecisiones respecto del concepto de “waimaku”. Sobre ello, señalamos que la palabra “waimaku” vs “iimaru” acarrea una confusión, incluso dentro de los Wampís actualmente. Sólo los expertos (que ya no existen mucho) saben el significado exacto de cada palabra. Uun waimaku es aquella persona que ha logrado una visión para hacer guerra y ser vencedora. Este poder es fugaz, efímero, es decir, el poseedor no tiene que guardar por mucho tiempo, pues la fuerza espiritual quiere expresarse o manifestarse en corto tiempo para tomar como cumplida o concluida la misión o visión. No es el caso de la autoridad comunal que más bien es el conductor u orientador de los comuneros y familias que compone una comunidad; figura que más encaja con el término “Iimaru”. El Iimaru Wampís es aquella persona que ha logrado la visión para alcanzar el tarimat pujut, cuya duración es de largo tiempo (puede ser hasta la muerte) y se puede caracterizar en algunos casos por: tener amistades construidas y sólidas, ser ejemplo y guía dentro de su clan o comunidad, tener satisfechas sus necesidades básicas, dominio de su cultura, trabajador, etc. Es por esta razón que actualmente, la autoridad comunal se llama Iimaru (jefe comunal). Hay Uun Iimaru (jefe comunal, titular de la comunidad titulada) y e Iimaru (jefe comunal de la comunidad anexa).

 

 

Página 82, sobre la elección y reconocimiento del apu

El autor carece de contexto y aborda con ambigüedad el proceso de elección y reconocimiento de Apu. Sobre ello, aclaramos que las autoridades de las primeras comunidades conformadas en los años 60 y 70, eran elegidas, casi en todos los casos por unanimidad, tomando en cuenta ciertas condiciones de la persona a ser elegida, entre ellas: habilidad de diálogo, cierto liderazgo, o si hablaba a nivel básico el castellano. Esta modalidad de elecciones llega casi intacta hasta los años 90, cuando los criterios de elecciones se empezaban a orientar más hacia aquellas personas con estudios secundarios, mejor aún si estaban concluidos. Dicho criterio se agudiza en los años 2000, no interesando las habilidades sociales, culturales, de conducción social ni liderazgo, sino simplemente, haber concluido su secundaria, saber escribir y hablar el castellano, quedando así rezagado el tema de visión o iimaru criterio predominante en los primeros años de la formación de las comunidades.

A partir del año 2011 hasta la actualidad, esta modalidad de elecciones cambia radicalmente, con la intervención del Estado a través del Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático (PNCBMCC) y con ello, la entrega de dinero a las comunidades titulares para la implementación de proyectos productivos. El manejo de dinero proveniente del Estado, ha generado una nueva modalidad de elecciones de las autoridades comunales. Este es el caso de Villa Gonzalo, sobre lo cual abordamos brevemente. En este caso, las elecciones se dan por planchas para lo cual, los interesados a ser jefe comunal forman su plancha (conformada por jefe titular, vice jefe, secretario, etc.). Esta modalidad implica que la plancha realice campañas previas a las elecciones, similares a los candidatos a la alcaldía. Las campañas se hacen entre los círculos familiares, amistades, conocidos, etc., incluso en otras comunidades anexos. Esta situación actual descrita tiende a consolidarse generando un impacto sociocultural sobre el cual se tiene incertidumbre temporal, en tanto se desconoce lo que pasará cuando las comunidades terminen de recibir fondos del Estado (es decir, cuando se cumpla los cinco años previstos para culminar las transferencias de fondos).

Esta situación no sucede en las comunidades de la cuenca del Kankaim (Morona), en las cuales el Estado aun no interviene con el Programa Bosques.

 

Página 83, ideologías en el mundo Wampís

El autor habla de la existencia de dos ideologías en el mundo Wampís. Veamos de que se trata:

  1. Ideología de Tarimat Pujut (buen vivir) e
  2. Ideología de desarrollo capitalista

La primera es la ideología genuina y originaria que se mantuvo hasta aproximadamente los años 90, época en la cual, sobre todo la juventud, empieza a discrepar con la primera. Se trata del pensamiento originario no sólo de la nación Wampís sino de todos los pueblos indígenas amazónicos del Perú, siendo que el sistema de pensamiento indígena que posibilitó milenariamente la construcción del sistema de conservación de los bosques, sistema cultural, forma de vida, sabidurías y conocimientos milenarios, etc. Por lo tanto, afirmar que una tercera persona foránea, un profesional o una institución religiosa o una ONG como SAIPE han enseñado esta ideología a los Wampís, son un error craso, sustantivo, un desliz determinante que rechazamos los Wampís. Es más, personalmente no conozco a ningún líder o un profesional Wampís formado por SAIPE con un perfil de defensa de sus territorios, cuando esta ONG no ha tenido una intervención sistemática en el Kanus, y su presencia en Kankaim es nula.  Afirmar que SAIPE ha enseñado a los Wampís el Tarimat Pujut, el sistema de conservación de los bosques y territorios, es simplemente un insulto a los Wampís.

Por otro lado, a lo que el autor refiere como “ideología capitalista”, podemos decir que caracteriza algunos aspectos del cotidiano pero que son sumamente recientes. En ese sentido, no consideramos apropiado que se denomine “ideología” a dichas características a las que hace referencia como si éstas fueran un sistema de pensamiento de la nación Wampís. Podríamos afirmar que sobre dichos elementos discutidos como parte de la “ideología capitalista” parece haber una tendencia y existe la posibilidad que se mantenga y propague en el tiempo, pero por el momento, no podemos afirmar que es una “ideología”.

Página 85, única fuente de dinero“de los apus”

Discrepamos con el autor cuando señala que los apus reciben un pago por participar en eventos de terceros.

Yo he sido dirigente desde muy temprana edad, he participado en varios eventos promovidos por las ONGs, empresas y el propio Estado. En ninguno de ellos, daban dinero a manera de pago por participar en el evento, se ha tratado únicamente de viáticos (pasajes, alimentación, alojamiento), que no son pagos per se. Lo que sí podemos afirmar es que, en los últimos años, las empresas y el Estado han estado dando incentivos de dinero a los participantes, pero con otras intenciones, llámese como forma de pago para dividir a las comunidades y organizaciones.

Página 87, ser dirigente: apu / dirigencia

El autor genera confusión respecto de la asignación de las dirigencias a diferente escala. Aclaramos que actualmente, para ser dirigente de alguna organización indígena de cualquier nivel no es obligatorio haber sido primero “apu” comunal. Vemos además en los hechos que ésta no es un requisito estricto. Actualmente, cualquier persona mínimamente notable de cualquier comunidad, puede ser dirigente a cualquier nivel organizativo (local, regional o incluso nacional) como de AIDESEP, siempre que cuente con el aval de su comunidad y federación de origen.

Página 92 / chismes entre los Wampís

Aclaramos que el chisme entre los Wampís funciona como un sistema de comunicación y se difunde muy rápidamente, especialmente si este es un elemento que desprestigia a algún comunero como el asunto descrito por el autor del artículo.

Página 93/ mala fama de los profesionales Wampís

Si lo planteado por el autor fuera cierto para todos los casos, en la actualidad, las familias Wampís no lucharían a diario para lograr que sus hijos estudien, por lo que el estudio es considerado positivo y el profesional, es percibido como alguien valioso para la comunidad. Estamos de acuerdo en que, en algunos aspectos resulta contradictorio, como por ejemplo en el caso del distrito rio Santiago, en el que van pasando varios profesionales Wampís y Awajun como alcaldes y muchos de ellos han realizado una gestión deplorable, asunto que genera una crítica muy fuerte y desconfianza entre los comuneros. Por ello, cabe mencionar que muchos comuneros y electores Wampís y Awajun, desalentados, proponen que el alcalde sea una persona confiable, no necesariamente profesional.

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